miércoles, 26 de junio de 2013

El diario de Agustín

Terminé de leer "El diario de Agustín", un libro que trata del papel de los medios de comunicación en los tiempos de la dictadura, en particular El Mercurio. Las conclusiones se pueden sacar en dos aspectos: 

- El estilo: No es muy bueno, es la tesis de cuatro estudiantes de periodismo y está escrito así, como un trabajo para la U, se definen hartos términos como para demostrar que uno sabe la materia y como son cuatro personas, hay temas que se repiten hasta cuatro veces, como investigación, bacán, como libro, mas bien malito.

- El tema: Agustín Edwards es más malo que la maldad, fue junto a otros empresarios a conseguir el dinero que les permitió hundir el gobierno de Allende (le dieron 2 millones de dólares al tiro para que hiciera propaganda que sembrara el pánico y a los otros le dieron más para que acapararan alimentos y provocaran desabastecimiento, les salió perfect), y durante toda la dictadura el diario en pleno defendió la dictadura, en las editoriales directamente y en las noticias al no poner en duda la versión de los milicos y por lo tanto no ver otras fuentes. Respecto a los periodistas, la mayoría no eran tan weones como para creer la versión oficial de las noticias, pero nadie estaba para convertirse en mártir de la información, era una época muy peligrosa, así que copiaban textual lo que les decían los milicos, sabían que era mentira, pero lo ponían igual, no se les puede criticar mucho en verdad.


Carta a encapuchados

Existen varios tipos de encapuchados, así que voy a escribirle a todos, desde el menos dañino al más dañino.

- Anarco: Eres tonto ¿no te das cuenta que haces exactamente lo que ellos quieren? Al actuar con violencia justificas la violencia de ellos y les ganas el apoyo de la gente, les haces el trabajo más fácil y te lo deberían agradecer, te conviertes en un peón del gobierno. 

- Lumpen: Le juegas en contra a un movimiento que podría mejorar las condiciones de vida para tu familia, si no lo hicieras, tus hijos podrían estudiar.

- Secundario prendío: Eres un cabro chico que sólo está jugando y no se da cuenta del daño que le hace al movimiento. Cuando crezcas y veas que el movimiento estudiantil fracasó para que tú la pasaras bien te vas a arrepentir. 

- Paco infiltrado: Tú no eres de los grupos con poder económico, este sistema no te conviene; supongo que te uniste a la academia para proteger a la gente, no para proteger la delincuencia, y la corrupción es eso, delincuencia, y le estás sirviendo. 



martes, 28 de mayo de 2013

Muy buen artículo que leí hoy:

"Cómo se siente una mujer".

Por qué siempre he rechazado los cómic


Puede que Nicolás se sienta ofendido con esta entrada, pero es que nunca me he sentido atraída a los cómic, en particular con los cómic de aventuras (por eso me he limitado a los Ásterix y Persépolis) porque son muy misóginos, ni siquiera los que tienen como protagonista a una mujer la muestra de forma positiva, me gustaría alguna vez mirar a una súper heroína sin pensar que cumple mucho mejor su papel de objeto sexual que el de súper heroína. 

El problema es que los cómic tienen el mismo problema que el cine y la televisión, mientras los hombre son altos, bajos, gordos, flacos, guapos, feos, jóvenes, viejos; en fin, algo similar a lo que una ve en la vida; en cambio, las mujeres son todas jóvenes, muy hermosas y con una imagen en extremo sexualizada ¿por qué? ¿No somos acaso la mitad de la población? Sé que hay excepciones, pero son casi errores estadísticos, y en general son personajes con un papel menos que secundario.

Me gustaría una protagonista que al verla no me imaginara que lo que en verdad piensa es: "Lucho contra el crimen, pero jamás saldría a pelear con ropa poco sexy, sin peinarme, sin maquillarme o sin depilarme, hay prioridades en la vida". Sería muy feliz con un personaje así, algo que las niñas pudieran emular.

En fin, pensamientos que tiro al aire, espero que algún día se haga realidad.

lunes, 27 de mayo de 2013

Japoneses


Pese a que "Historia intelectual del siglo XX" tiene una gran cantidad de datos curiosos y que te hacen pensar, anoche leí algo muy interesante sobre Japón.


Cuando entraron en la guerra, los norteamericanos empezaron a preocuparse por estos enemigos que se comportaban de una forma que para los occidentales era "extraña"  (kamikazes, devotos incondicionales al emperador, con una crueldad aparentemente gratuita, etc), en particular les preocupaba saber si era posible que Japón se rindiera ante la amenaza de una bomba atómica; para esto le encargaron a la antropóloga Ruth Benedict que hiciera un estudio de la cultura de ese país. En este estudio (El crisantemo y la espada: Modelos de la cultura japonesa), descubrió que los japoneses se mueven por la vida en base a una serie de principios que son:
  • Obligaciones que se tienen para con una sociedad firmemente estratificada, uno tiene deberes para con su nombre (debe ser respetado), para con sus padres, su familia, su comunidad, su emperador, etc. Los principales problemas morales provienen de contradicciones entre estas obligaciones.
  • El orgullo y la vergüenza, esto último es lo más intolerable, el tratar de evitarla, hace que en Japón exista muy poca competencia (por ejemplo, a los niños no se le registraban sus calificaciones sino que sólo su asistencia), y las ofensas se cobran siempre, a veces de forma inconsciente.
  • La perfección, cada aspecto de su vida debe ser perfecto, y cuando digo cada aspecto de la vida, me refiero a CADA ASPECTO DE LA VIDA, esto para ser motivo de orgullo para la familia, la comunidad, el país y uno mismo (nace de lo anterior).
Esto es muy interesante, como se mueven por los principios señalados anteriormente, no son movidos por los principios que mueven a los occidentales, como la culpa (herencia de las religiones semitas), esto hace que temas como el sexo, el alcohol o la comida no se relacionen con un sentimiento de culpa, sino que se practiquen de forma totalmente normal, por ejemplo, los matrimonios arreglados hacían que la fidelidad no fuera algo esperado en el matrimonio, los hombres podían ver gueishas y prostitutas abiertamente y las mujeres masturbarse o ver a gueishas y prostitutas en encuentros homosexuales también de forma abierta (no ver a hombres porque la familia es parte importante de la sociedad nipona, por lo que la paternidad de los hijos tenía que ser algo seguro). Se consideraba que el objetivo de un encuentro sexual, del momento de beber alcohol o de disfrutar de un banquete, era el de sentir placer, por lo que la perfección se alcanzaba maximizando ese placer. Es posible que esta "obligación" de sentir el máximo de placer en el momento del acto sexual haya producido la cantidad de fetiches sexuales extraños que tienen los japoneses y que en general asombran a los occidentales, que esta "obligación de la perfección" en el ámbito de los placeres les quite la espontaneidad, y por lo tanto juegan en contra. Cuando es momento de disfrutar los placeres de la vida (cualquiera), éstos se "deben" (aunque eso le quita un poco lo placentero) disfrutar al máximo, de forma cotidiana, sin culpa, pero también, por ser cotidiano y normal, sin ser algo trascendente para la vida. 

Esto me hace pensar, ¿es posible que parte del atractivo de los placeres de la vida sea su carácter de "prohibido"? ¿Puede ser algo absolutamente aceptado sin volverse cotidiano?